Libro o pantalla: ¿qué opción es mejor para los niños?

Los libros y los niños. La fascinante ciencia de cómo lo que leemos al ir a dormir, y cómo lo leemos, cambia quiénes somos.

illustration children's book on bookshelf

Una reciente investigación estadounidense, presentada en el Pediatric Academic Societies Meeting 2017 (Reunión de Sociedades Académicas Pediátricas de 2017) revela un claro vínculo entre leer libros con el niño durante la infancia temprana y su vocabulario y sus habilidades lectoras en edad escolar.

Seguir juntos las palabras, con el dedo en la página, puede ayudar al niño a establecer conexión visual entre letras y sonidos, sentando los cimientos de una eficaz capacidad lingüística desde la temprana edad de seis meses.

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Descenso en el cuento diario

Sin embargo, una encuesta de 2017, cofinanciada por Egmont Publishing y titulada “Entender al consumidor del libro infantil”, ha revelado que el cuento para ir a dormir está en peligro: en 2013, les leían diariamente a siete de cada diez preescolares, pero esa cifra se había reducido casi a la mitad en 2017. Los principales motivos eran la falta de tiempo, padres agotados, la gran variedad de libros infantiles y la renuencia a visitar librerías o bibliotecas.

Pese a las dificultades, sigue habiendo deseo de leer y comprar libros en papel. El proyecto Reading Magic Project (Proyecto Mágico de Lectura) de la propia Egmont Publishing, también de 2017, reveló que las madres que leen a los menores de cinco años se sentían “una buena mamá”, a la vez que el nivel de lectura de sus hijos sorprendía gratamente a otros padres.

 

“en una etapa tan decisiva en el desarrollo del niño, es esencial que los padres entiendan los enormes beneficios que la lectura por placer les aportará a ellos y al niño”.

Alison David, directora de Estudio del Consumidor de Egmont Publishing

Pantalla o página: ¿dónde está la diferencia?

Entonces, ¿qué tiene de particular leer cuentos en páginas de papel (frente a hacerlo en una pantalla)? Se trata de una cuestión de tangibilidad. A los niños les hacía ilusión recibir los paquetes de libros de Egmont, y tener libros en casa significaba que podían empezar a leer solos.

 

Lo mismo puede decirse de las revistas para escolares: un tebeo es físico y es algo suyo, que ha entrado por la puerta o el buzón con su nombre, igual que el correo de los mayores.

Como muchas veces suele comentarse, el niño se hace lector en el regazo de sus padres, pero es la capacidad de sumergirse en publicaciones impresas y leer por sí mismo la que posibilita que mantenga el hábito de la lectura para el resto de su vida.

 

Ilustración: Adam Howling

Artículo extraído de la revista Reach Out and Touch (Llegar y Tocar), publicada en colaboración entre Sappi Europe y John Brown.

 

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